¿Sois de los que les atrae japón por su cultura milenaria; o sois más de los que les encanta el contraste entre no tradicional y lo moderno? Seáis del tipo de viajeros que seáis, el lugar del que os voy a hablar no deja indiferente a nadie.
¿Os suenan las Dewa Sanzan? y ¿Hagurosan? ¿no? No os preocupéis, no es precisamente el número 1 de las guías de viajes, de hecho, en la guía completa de Japón de la Lonely Planet solo le dedican una columna de las dos que tiene cada página. No es un punto de interés principal, ni es fácilmente accesible, pero si lo que buscáis es el Japón auténtico, hay que salir de las rutas habituales para descubrirlo y aquí estoy para enseñároslo.
¿Qué es y dónde está?
Para ponernos en situación, os estaréis preguntando ¿pero qué es Hagurosan y las Dewa Sanzan? Hagurosan, Haguro Yama o, en español, el Monte Haguro es una de las 3 montañas sagradas de Dewa (Hagurosan, Gassan y Yudonosan) que en conjunto reciben el nombre de Dewa Sanzan. Están ubicadas en la prefectura de Yamagata, una de las grandes olvidadas dentro del turismo en Japón y, desde mi punto de vista (por lo poco que llevo recorrido del país), la más auténtica. Yamagata es una prefectura rural (inaka) donde residen la mitad de los famosos sokushinbutsu o budas vivientes y algunos de ellos se encuentran en las inmediaciones de las Dewa Sanzan. En esta área también encontraremos a los famosos monjes Yamabushi (sacerdotes de las montañas).
Como muchas otras montañas en Japón (véase el Monte Fuji) las montañas de Dewa suelen tener el acceso cerrado en invierno, excepto la más baja de ellas, Haguro, a la que tuve la osadía de hacer la ascensión en marzo porque “ya no era invierno”…
Info útil: Cuando en Japón dicen “acceso cerrado en invierno” en realidad quiere decir “solo se puede ir durante los meses de verano”, me lo agradeceréis, de nada.
Para visitar las 3 montañas tenéis dos opciones:
- Empezar la ruta desde Tsuruoka, ir hasta Hagurosan, luego a Gassan y por último a Yudonosan y una vez allí seguir vuestra ruta por Japón a través de Yamagata.
- La otra opción es a la inversa, empezar desde el centro de Yamagata y desplazaros a la montaña más alta, Yudono, y seguir vuestra ruta hacia Gassan y por último el monte Haguro terminando en Tsuruoka.
Haguro
Como venía diciendo, Haguro es la más baja de las tres montañas, por lo que es el reclamo de muchos senderistas y como no, domingueros. Existen 3 maneras de subir:
- En autobús desde Tsuruoka o desde la falda del monte, os llevará a la cima en poco tiempo. Aquí podréis encontrar toda la información en inglés: https://www.shonaikotsu.jp/english/sp/tourism/haguro.html
- En coche desde Tsuruoka (o desde donde decidáis alquilarlo) y subir al aparcamiento que hay en la cima. El acceso en coche pasa por un peaje, pero en invierno está cerrado por lo que el acceso es libre.
- A pie (mi favorita) desde la falda del monte. Para ello dejamos el coche aparcado en la falda de Hagurosan y subimos caminando sus 2.446 escalones de piedra. Ojo, no es una subida sencilla por lo que id preparados.
Ascensión al Monte Haguro
La ascensión a la cima del monte no es simplemente una ruta senderista sin más, si decides hacerla descubrirás las maravillas que se esconden en este lugar sagrado en el que ¡cuidado, está prohibido hablar! Y no es broma, en esta montaña sagrada protegida por los monjes Yamabushi es una falta de respeto hablar, por lo que si decides hacerlo sé respetuoso con la cultura y durante la ascensión no digas ni mu, recuerda que susurrar no es silencio 😉
La ruta comienza en Zuishinmon, antigua puerta budista que con la restauración de la era Meiji se aleja del budismo para abrazar la religión nativa japonesa, el shintoismo. Al atravesarla, nos adentraremos en el sagrado Monte Haguro donde un camino adoquinado entre gigantescos árboles descenderá hasta llegar al río Haraigawa pasando por pequeños santuarios a ambos lados del camino.
El río lo cruza un impresionante puente de madera lacado en rojo, enmarcado por la cascada Suga a su derecha. En esta cascada es donde antiguamente los monjes realizaban las abluciones, aunque a día de hoy ya no se lleva a cabo esa práctica.
Siguiendo por el sendero a la izquierda llegaremos a la Gojū-tō, la pagoda de 5 pisos y 29 metros de altura que es además tesoro nacional de Japón y que se encuentra a unos metros tras pasar el puente. Esta es la pagoda más antigua de toda la región de Tohoku habiendo sido construida por primera vez en el siglo VII y reconstruida tras un incendio en 1372 por Fujiwara no Ujiie. La pagoda se encuentra flanqueada por árboles sugi (cedro japonés) de aproximadamente 600 años de edad. Concretamente, destaca el Jiji Sugi, un cedro de más de mil años de antigüedad y cuya circunferencia es de nada más y nada menos que 10 metros.
Pasado este punto la subida se vuelve mucho más pronunciada, sobre todo en Ichi no Saka, Ni no Saka y San no Saka (cuesta 1, cuesta 2 y cuesta 3), pero que no os amedrente, que poco a poco se consigue. La excursión ofrece paisajes inolvidables que bien podrían estar con orgullo en cualquier postal de Japón. Tras la segunda cuesta se encuentra una casa de té donde yo tenía esperanzas de hacer una pausa, pero solo abren en verano. Ahí mismo os pueden ofrecer una especie de credencial certificando que habéis hecho la subida a la montaña, todo un souvenir, ¿no os parece? Por el camino se encuentran las ruinas del templo donde descansó Matsuo Bashō durante su peregrinación. Lamentablemente, con el metro de nieve que había por todos lados apenas pude verlo, pero si te gusta el Haiku, la historia y vas en verano no te pierdas esta excursión.
Al final de la ruta una gran puerta Torii nos da la bienvenida al terreno sagrado del santuario.
En la cima
Una vez en la cima, aparte de pensar ¡por fin!, me percaté de la magnificencia de todo lo que me rodeaba.
El principal atractivo de Hagurosan es el santuario Sanjin Gōsaiden, también conocido como Sanzan Gōsaiden. Este lugar de culto es de gran importancia en Japón ya que no solo venera a una deidad, sino 3: Tsukiyomi no Mikoto, Oyamatsumi no Mikoto e Ideha no Mikoto cada uno representando la deidad de las tres montañas, Hagurosan, Gassan y Yudonosan. Y no solo eso, resulta que es el edificio con el tejado de kaya (un tipo de paja japonesa) más grande de Japón con más de 2 metros de grosor. Este edificio es una reconstrucción de 1818, ya que, como muchos edificios de madera japoneses, el original pereció en un incendio.
El interior es de madera lacada en un rojo brillante que impresiona por sus grandes y altos pilares. Los visitantes solo pueden bordear la estancia, pero no adentrarse en ella ya que ese honor está reservado a los monjes y sacerdotes. Si os interesa ver una ceremonia, cada mañana se reúnen para rezar a las deidades (como una misa) y si queréis conocer un poco más sus costumbres os recomiendo ir a una. Si os alojáis en un shukubo de la zona seguro que os lo recomendarán. Yo me alojé en Saikan, que pertenece a Sanjin Gosaiden, ¡toda una experiencia! Os dejaré info más detallada sobre este alojamiento en otro post 🙂
En el exterior podemos encontrar la campana más grande del norte de Japón y la tercera más grande del país, después de la de Tōdaiji en Nara y la de Kongōbuji en Koyasan, con un peso de 10 toneladas. Sin embargo, eso no es todo, la estructura que la sujeta conocida como shōrō es, después de la pagoda Gojū-tō de la ascensión a Hagurosan, la más antigua de todas las que podemos encontrar en la región sagrada de Dewa Sanzan.
Allí también podemos encontrar el museo histórico de Dewa Sanzan. Está solo en japonés, pero se pueden encontrar muestras históricas, religiosas y artísticas de la zona de Dewa.
Espero que la lectura se os haya hecho amena y hayáis descubierto un poco más del Japón que no aparece en las guías. Para mi sin duda alguna ha sido una de las experiencias más autenticas que he vivido en Japón.
Si os interesa la cultura y la religión, los monjes Yamabushi ahora ofrecen experiencias para gente que quiera adentrarse en sus ritos y tradiciones que admiten viajeros, siempre y cuando sean respetuosos, de mente abierta y estén dispuestos a aprender de la experiencia. Más info en la web de Yamabushido.
Sokushinbutsu: visita al buda viviente
Como os había comentado al principio en Dewa Sanzan se encuentra la mayor población de sokushinbutsu o lo que es lo mismo los budas vivientes. Estos son monjes que durante su entrenamiento fueron momificados vivos y a pesar de los cientos de años que han transcurrido se les sigue considerando vivos.
Aprovechando que tras la ascensión al monte Haguro, la visita al Sanjin Gosaiden y el heck-in hecho en Saikan, aún tenía unas horas hasta la cena, decidimos ir a por el coche y explorar la zona. Al no haber autobuses para bajar a zuishinmon, pedimos amablemente a unos japoneses que se marchaban en coche si no les importaría dejarnos en el parking de abajo, que es donde tenía el coche. En Japón el autoestop es legal, pero no recomendable. Si no llega a ser porque no teníamos otra opción, no hubiera pedido ese favor.
En marzo, Gassan ya estaba abierto, pero no Yudonosan. A pesar de ello, sí que pudimos visitar el templo budista Ryusuiji Dainichibo, que se encuentra en el puerto de la montaña para ver a Shinnyokai, un monje que se momificó hace más de 300 años. La entrada cuesta 500¥ (algo menos de 5€). El lugar es algo tétrico, pero es muy interesante. Al acceder, un monje te hace un ritual de purificación y, posteriormente, una mujer que habla algo de inglés te hace una visita guiada. Me sorprendió e impresionó mucho ver que tenían la estatua de una Kannon de 25 brazos.
La guía nos explicó la vida y milagros del buda viviente con devoción para, posteriormente, adentrarnos en la sala donde se encuentra el cuerpo momificado de Shinnyokai, donde siento decir que no se podían hacer fotografías. La verdad es que la imagen me impresionó, la guía lloró de emoción y me pidió que por favor rezase al buda y como a mi lo de rezar no me va, medité. Finalmente, y dirigiéndome a la salida, pasé por un pasillo-museo con reliquias y otros objetos. Si os interesa el budismo, es una visita muy interesante, pero son muy devotos así que id con la mente abierta y siempre con mucho respeto.
¡Un dato curioso!: a la momia le cambian la vestimenta cada 6 años y de su ropa vieja se hacen omamori (amuletos de la suerte) que se dice que obran milagros.
Por último, y para que lo tengáis en cuenta. Google Maps en Japón no funciona bien, así que aseguraos de que si alquiláis un coche este tenga GPS, porque de vuelta a Saikan nos quedamos sin Google Maps en medio de las montañas y de alguna manera (no sé cómo) recordaba el camino. Eso sí, gracias a estar perdidos entre campos de arroz, me llevé la puesta de sol más increíble que he visto nunca.
Ya no os la torro más con las Dewa Sanzan, juro que he intentado resumirlo al máximo (¡palabrita!). Espero que os haya resultado interesante. Pronto os dejaré la información sobre el shukubo en Haguro (Saikan) y muchas cosas más que irán llegando. Si tenéis dudas podéis contactar conmigo a través del email o dejando un comentario en este post 🙂
Ja ne~
Lidia